viernes, 23 de enero de 2009

Ejercito de tetas ataca la nación


Transcurren las aventuras como transcurren las letras de estos weones (mi afectación no puede ser menor, ya que, yo soy el weón de las letras, no este par, que temo, puede llegar a ser un trío), en el trabajo complejo de enumerar y narrar, éstos, los weones, han hablado de Pedro, Juan y Diego (quizás resulte más efectivo hablar de Bag Darrel, Bukowski y Virgilio), de viajes al infierno en moto, en metro, en micro, con sus respectivas aventuras y encuentros, sobretodo encuentros, porque un viaje no puede ser tal si no te encuentras con lo que, a riesgo de parecer absoluto, podemos llamar la vida. Frente a estos sujetos (que son par pero pueden llegar a ser trío), siento la eterna (vuelta con absolutismos) desventaja del sujeto que se encuentra anquilosado en sus propios pensamiento que, irremediablemente, no pueden llegar a ser decodificados o inteligibles. Y esto no pasa por tener en mente una trascendencia inefable, sino, más bien, porque mientras este par (que puede llegar a ser trío) viaja y, tiene, lo que podríamos llamar “aventuras”, yo, simplemente, estoy en la cama, frente al computador, tocándome las weás, o haciéndome una paja. Por tanto, abrumado por el trabajo fructífero de este par (no volveré a referirme a lo del trío), ya sólo me queda tratar de hacer lo contrario y, ahí radica mi importancia en este blog, mientras estos weones escriben, yo no lo haré, mientras estos weones viajan, yo no lo haré, mientras estos weones deslumbran, yo lo haré diez mil veces mejor pero en silencio. Mientras estos tipos escriben yo no lo haré.
Sólo me queda una cosa por hacer: recomendar la lectura de este par/trío, que hace bien para los riñones. Nada he dicho y nada más diré, porque como buen weón en vaciones, la “paja” (con todo su absolutismo) me ha poseído (quizás desde siempre pero ahora con más fuerza), la paja tremenda de hacer nada, de pensar en nada y de escribir de nada.

martes, 13 de enero de 2009

Dignidad ante todo


- Comparito, una fumaita!
- Pera!, la ultima y te lo paso. Dice el negro y le extiende su mano. El vago con sus entintados ojos mira el cigarrillo y le dice:
- Mentolaos, no pasa nah, no fumo esas weas.
Y sigue su camino con paso arratrado, arapos colgantes y aliento mal oliente.