Esa noche su mente corre,
Corre como nunca, porque sospecha que no sirve de nada correr como siempre.
Corre porque tiene poco tiempo,
poco tiempo para correr, claro.
Pero tiene la certeza de que correr como nunca sera igual que siempre,
siempre la misma distancia, la misma dirección, el mismo resultado
en algún momento se detendrá y todo sera igual que antes de comenzar a correr.
Esa noche su mente no le pertenece
viaja, sabe como llegar, conoce el lugar,
pero no es el tiempo de viajar, y el viaje es en vano
y a pesar de que llegó al destino no sirve de nada y vuelve con las manos vacías,
pero luego se da cuenta que lo importante no es el destino
sino el viaje, aun así sus manos continúan vacías.
Esa noche su mente crea,
crea y cree que creando destruirá todo, pero todo se destruye con el tiempo
y su mente no está creando el Big Bang ni mucho menos
por lo que no tiene nada que ver con el tiempo,
y se serena sabiendo que la destrucción no tendrá nada que ver
con sus creaciones.
Esa noche su mente flota,
cual caballero espacial, flota en la inmensidad de la nada inmune al tiempo,
aunque ni tan flota y ni tan nada,
claro y es que realmente no flota porque no está en el espacio
y tampoco lo hace en la nada porque dificilmente existe la nada
ahora si comparamos a la nada con el símbolo cero podría ser,
claro, porque la posición donde se encuentra curiosamente
resulta no ser positiva ni negativa.
Esa noche su mente sueña...
y los sueños tienen tiempo de sobra.
