miércoles, 11 de septiembre de 2013

Caleidoscopio

Del griego kalós=bella, éidos=imagen y scopéo=observar, y ahora seguimos desglosando…

Belleza: Juicio abstracto que se otorga apoyando sus argumentos principalmente en las sensaciones de placer y/o atracción que genera a los distintos sentidos. Habitualmente se asocia la belleza con el bien.

Imagen: Del latín imago, corresponde la representación visual de algo real o imaginario.

Observar: Se define como tal, al gesto de mirar con la salvedad de que en el caso de la observación se presta mayor concentración para poder apreciar en su plenitud el objeto de atención.

Con la anterior descripción, considero que el nombre asignado a este mágico instrumento no podría ser más ad-hoc. Invención del físico escocés David Brewster, quien de seguro siendo un profundo conocedor de los fenómenos de la óptica, imaginó aplicaciones distintas para la reflexión.

Instrumento de construcción extremadamente simple, genera profundo interés debido a los patrones que se crean en su interior, similar a lo que ocurre con los copos de nieve.

Y hago este parangón porque curiosamente al construir un Caleidoscopio con tres espejos, formando un triángulo equilátero con sus lados reflectantes hacia el interior… se pueden apreciar seis duplicados de la imagen, seis duplicados que son perfectamente simétricos y a medida que se gira el Caleidoscopio es, a lo menos, improbable que se generen 2 imágenes idénticas.

Por su lado el copo de nieve, siempre estará constituido por seis brazos, seis brazos simétricos entre si y curiosamente es muy improbable que se encuentren dos copos de nieve iguales entre si.


Miro hacia el interior de este mundo fantástico lleno de colores y formas, y no encuentro justificación convincente para alejar mi vista de tal placer.