lunes, 20 de julio de 2009

Trascendencia Anónima


Borracho de amor, embriagado de placer, ebrio de la vida y, por supuesto un poco de mareo provocado por el alcohol ingerido.
Qué te motiva a quedar así, la manada, el desinterés, la alegría, la tristeza o, acaso, simplemente porque ayer fue Viernes y los Viernes son para quedar así.
Es bastante sorprendente ver su esfuerzo por caminar, aunque creo que esto lo logra sólo por el impulso del clásico efecto de la física mecánica, ese que profesa que todo cuerpo en movimiento tiende a mantenerse en movimiento, la inercia, y por la dirección de sus pasos lo único que logro vislumbrar es que, quizás emulo a Aquiles exterminador de tropas, fue criado por un centauro quien le enseño el arte de leer rutas y otras cosas en las estrellas… esto siempre y cuando la dirección sea la correcta, porque no puedo hablar a favor de la trayectoria.
Hablando de Estrellas, no habían estrellas… o sea de haber habían, siempre hay, pero debido a ciertas leyes tan inquebrantables como la de gravedad no se veían, claro porque era de día y de día no se ven las estrellas, aunque estaba el Sol, el rey astro brillaba por su presencia, y el Sol, hay que decirlo, es una estrella de tomo y lomo, pero no creo que se pueda obtener mucho del Sol, cuentan los Sabios que si lo miras por más de cinco segundos quedaras ciego.
Sudando tinto, saboreando espuma, mirando sin ver.
El Viento, que a él acomete, parece venir de todas direcciones y atacarlo con más vehemencia que al resto de los mortales que lo rodeamos, intentando constantemente tender toda su masa humana en la tierra, Tierra fecunda de muchos, quien se suma al esfuerzo de su par natural, meneándose frente a los ojos del desafortunado de turno haciendo inestable su caminar. Todo esto potenciado por el efecto anteriormente mencionado destruye los intentos de equilibrio del ambulante.
Bestias de metal van y vienen amenazando su patizambo caminar, bestias de fauces sangrientas y cuatro patas que atacan a este bestia de dos, caprichos en el pavimento que parecen simas abismales donde habitan demonios extradimensionales invisibles a mis sentidos, pero sin embargo los imagino con tan sólo mirar como se le desfigura la faz al mirar hacia abajo, incluso, por el movimiento de sus brazos me sospecho que esos demonios lo obligan a caminar por una cuerda floja.
Bastante cerca está esa figura vacilante, cuando noto que el desenlace más probable de los hechos es más conocido que final de tango, estas conjeturas están basadas en la ley de la Relatividad Imaginativa y siento que debo quedarme a ver si mis suposiciones son correctas.
Ahí estaban ellos, en plena faena, faena cuya función no era otra que bloquear los portales de paso de los demonios, al parecer sólo les restaba esperar a que el concreto se seque…
-Hey!
-Oye Weon!
-Sale de ahí Weon
-Oye Cuidao!
Entre otras cosas gritaban los Gnomos del Camino.
-Chucha me estoy hundiendo!
Atinó a gritar entre gorgoteos de espuma. Y en un soplo de sobriedad comenzó a escapar de esa trampa movediza.
Escapa, y mira sus piernas, piernas de concreto hasta sus rodillas, ya no hay nada que hacer salvo seguir leyendo en las estrellas la ruta a seguir y seguir danzando al ritmo de los bocinazos.
Atrás queda su obra, una obra de arte conceptualmente contemporánea, obra que inmortalizara su paso por el mundo y, emulo a Aquiles, trascenderá generaciones, con la diferencia que nunca sabremos su nombre.
Suerte viajero dimensional, tu no necesitaras plantar un árbol.